La vida de Robert Durst: un caso que conmocionó a todos
Robert Durst tuvo una vida marcada por lujos y tragedias. Nacido en una familia acomodada en Scarsdale, Nueva York, el 12 de abril de 1943, todo parecía prometedor. Con un futuro asegurado gracias a la empresa familiar, muchos esperaban que alcanzara grandes logros. Pero lo que nadie imaginaba era el oscuro camino que lo llevaría a involucrarse en crímenes notorios.
Desde muy joven, Durst enfrentó momentos difíciles. La muerte de su madre, Bernice, cuando él era solo un niño, dejó una huella profunda en su salud mental. Los diagnósticos de esquizofrenia y descomposición de la personalidad no tardaron en llegar, lo que complicó su vida y relaciones.
Estudió economía y comenzó a trabajar en la empresa de su padre. Sin embargo, la llegada de su hermano menor, Douglas, como sucesor del abuelo generó tensiones. Robert, sintiéndose desplazado, asumió el rol de la “oveja negra” de la familia, a pesar de que contaba con un capital considerable.
Robert Durst, millonario y asesino
La vida de Durst llegó a los titulares por la desaparición de su esposa, Kathleen McCormack. A simple vista, su relación parecía perfecta, pero en la intimidad, era todo lo contrario. Kathleen había expresado a amigos su temor sobre la violencia verbal y física de su esposo. En febrero de 1982, cuando desapareció, Durst se convirtió en el principal sospechoso. Más de 15 años después, una pista anónima llevó a la policía a reabrir el caso, pero cualquier evidencia se había perdido con el tiempo.
Años más tarde, cuando Susan Berman, amiga cercana de Durst, se convirtió en un posible testigo, su vida también corrió peligro. Temiendo que ella revelara sus secretos, Durst la asesinó de un disparo en la nuca. Para escapar de la policía, se mudó a Galveston y se disfrazó de mujer, adoptando el nombre de Dorothy Ciner. Pero su calma no duró mucho: los restos de su vecino, Morris Black, fueron hallados desmembrados.
Cómo escapó y cayó Robert Durst
Cuando el cuerpo de Black fue encontrado, todas las miradas estaban puestas en Durst. En el juicio, trató de defenderse diciendo que actuó en defensa propia y que desmembró el cuerpo por pánico. Fue declarado inocente en ese momento, pero cuando debía regresar a la corte, se convirtió en fugitivo.
Después de algunos giros de la vida legal, fue liberado bajo fianza, pero rompió las condiciones y terminó tras las rejas. Con un acuerdo familiar, logró salir nuevamente, y un tiempo después, participó en un documental llamado “The Jinx: La vida y muertes de Robert Durst”. En él, se presentaron pruebas en su contra, aunque él continuó negando la culpabilidad.
Un momento inesperado cambió las cosas. Durante una pausa en el rodaje, olvidó apagar su micrófono y admitió: “Ya está. Te han descubierto… Matarlos a todos, por supuesto”. Esta confesión fue crucial y lo condujo finalmente a la cárcel.
En mayo de 2021, Durst fue declarado culpable del asesinato de Susan Berman y, meses más tarde, fue sentenciado a cadena perpetua. Sin embargo, no llegó a cumplirla, ya que falleció el 10 de enero de 2022 a causa de cáncer de vejiga. Su historia es un recordatorio de cómo la ambición y decisiones fatales pueden llevar a una caída dramática desde la cima.